viernes, 4 de mayo de 2012

Cinema Breaker: LOS VENGADORES (Joss Whedon, 2012)


Los Vengadores de Joss Whedon (Serenity) es como compartir una tarde con un buen montón de tipos interesantes y peculiares en el más emocionante parque de atracciones… o como ver a un niño jugar con sus action-figures preferidas llevado por una imaginación sin límites.


Los Vengadores es cine-espectáculo hasta (casi) sus últimas consecuencias. Un “aún hay más todavía” continuo que no permite que los espectadores parpadeen o suelten un suspiro. Uno de los ejemplos más rotundos hasta ahora filmados de que el cine actual no tiene prácticamente límites a la hora de visualizar en pantalla cualquier cosa o situación imaginable (otros ejemplos evidentes de este hecho podrían ser la última entrada de Transformers o la reciente Battleship).


Si uno fuera Joss Whedon, responsable del guión definitivo después de revisar el primer manuscrito firmado por Zak Penn, seguramente habría arrojado lo escrito a la papelera antes de entregarlo creyéndolo imposible de rodar.  Pero se ha rodado… y sin siquiera alcanzar las cifras presupuestarias de un Spider-Man 3: Los Vengadores ha costado unos 225 millones de dólares, por debajo de los 258 del tercer Spider-Man de hace cinco años o los 250 de la menospreciada John Carter


Y es que Marvel Studios desde luego está demostrando saber llevar adelante sus proyectos: dando lo prometido sin traicionar expectativas (¿Cuál es la peor película de Marvel Studios? ¿Verdad que no deja de ser un film digno y muy entretenido?), sin despilfarrar (y sin caer en los continuos racaneos de la Fox, que siempre parece desconfiar de sus propias propuestas) y con mano férrea (y si no que se lo digan a Terrence Howard o Edward Norton, a los que no se les ha consentido caprichos personales).


Por suerte, y aunque la campaña de promoción ha tenido un poco de todo, teasers y trailers de la película, que poco a poco lograron emocionarnos más a los que esperábamos entusiasmados el salto al séptimo arte de la asociación de los héroes más poderosos de la Tierra, al final no destripaban demasiado e incluso resultaron ser dulcemente engañosos: el montaje daba a aparentar algunas cosas que no eran (Loki no arrojaba por una ventana al Capitán América en el primer trailer) e incorporaban algún diálogo que no se encuentra en el film (“Chicos, conmigo llega la fiesta…”, decía el Hombre de Hierro al final del segundo cuando parecía llevar hacia los Vengadores una de esas serpientes gigantes voladoras Chitauri). En su versión doblada al menos...


Amy Nicholson (http://www.boxofficemagazine.com/reviews/2012-04-marvels-the-avengers), escribía en Boxoffice Magazine una de las críticas más frías sobre el film que he podido encontrar (Lo que le ha acarreado ciertos problemillas entre unos cuantos "sujetos" con problemas para aceptar opiniones diferentes a las suyas: http://blogs.indiewire.com/womenandhollywood/female-reviewer-gets-attacked-for-avengers-review#. Y es que la mayoría de críticas sobre Los Vengadores se están mostrando unánimemente positivas… pero, entre las pocas que no lo son, muchas están escritas, significativamente, por mujeres. Y con ello no quiero insinuar nada más que lo evidente...), que “Los Vengadores necesita más ambición”. Y lo decía porque consideraba que el film no presenta nada que no se hubiera visto antes.

Y es probable que tenga razón, pero de lo que hablaríamos entonces es de falta de originalidad, siempre escasa en los tiempos que corren. Porque, creedme: la película es todo lo ambiciosa que debía, que tenía que ser. Y lo que es mejor: sin excederse en ella.


Según Whedon, el primer montaje completo del film alcanzaba las tres horas pero el director era muy consciente de que, para no descompensar el resultado final dilatando la experiencia, la duración del film debía no alcanzar los 150 minutos. Y lo consiguió (142 min. dura el montaje final).


Aunque por el camino se quedaran fuera de la sala de montaje algunas escenas donde Steve Rogers busca su lugar en una Norteamérica que ha dejado muy atrás la Segunda Guerra Mundial (incluyendo un reencuentro póstumo con Peggy Carter, la chica que le robó el corazón en la muy entretenida y nostálgica Capitán América: El Primer Vengador). Atentos pues al lanzamiento de Los Vengadores en formato doméstico, porque puede incluir muy interesantes sorpresas…  


El prólogo en el Proyecto Pegaso (como nos encantan estas referencias a los cómics Marvel originales… por cierto, la famosa instalación ya había aparecido en la subestimada Iron Man 2) y lo que ocurre en él (y que tanto me recordó a Broken Arrow, la película de John Woo que en su momento también elevó el listón de la espectacularidad del cine americano de alto presupuesto) anticipaban a las claras la aparatosidad del film. Aparatosidad y espectacularidad obligatoria tratándose de Los Vengadores, por cierto, pero el miedo a que Kevin Feige y sus asociados optaran por una película más humilde de lo exigible estaba ahí teniendo en cuenta que películas Marvel anteriores venían a dosificar escrupulosamente sus escenas de acción.


Por desgracia la grandiosidad de Los Vengadores acaba finalmente soterrando cierta emotividad entrañable que Iron Man, Thor o Capitán América: El Primer Vengador sí lograron alcanzar en al menos una escena. No obstante Los Vengadores tiene sus momentos de introspección y en alguna ocasión parece intentar de veras conmover al espectador (el imprevisto destino final de Phil Coulson y la reacción de Furia) aunque Whedon no parece estar por la labor de aguar la fiesta al espectador. Y en el fondo quizá sea lo más coherente: al fin y al cabo Los Vengadores debe funcionar a un nivel menos íntimo que las películas dedicadas a cada uno de sus miembros...


Lo primordial en Los Vengadores es la acción. Y sin duda el nivel alcanzado en este aspecto sacia al más sediento... Todos y cada uno de los personajes tienen su momento para plantar batalla y desplegar sus técnicas de combate (aunque en casos como el del Capitán América, Thor u Ojo de Halcón aún nos sepan a poco): incluidos el indubitable Nick Furia, la serena (y preciosa) María Hill y el campechano Coulson (“Nombre de pila: Agente”). No obstante Whedon y equipo podrían haber sacado todavía más partido de los Vengadores más “de tierra” (Capitán América, Viuda Negra, Ojo de Halcón…) optando por unos enfrentamientos más “cuerpo a cuerpo”, menos dependientes del trabajo digital. En cualquier caso la violencia nunca es demasiado cruda pero siempre resulta fácil de seguir, nada mareante.


Solo el personaje del profesor Erik Selvig resulta un poco infrautilizado (básicamente está presente en la historia para proporcionar a Los Vengadores una manera algo traída por los pelos de detener la invasión alienígena… Y, por cierto, ¿no parecía estar ya bajo el control de Loki en la escena tras los créditos de Thor? Y sin utilizar el cetro… Ese control le hubiera venido bien al príncipe de las mentiras sobre Stark o Hulk). Y lo mismo ocurre con el martilo de Thor. Al verlo girando en la mano del rubio Asgardiano sus seguidores sentimos de veras estar ante una versión muy fidedigna del personaje. Pero se echan de menos (y ya ocurría en Thor) un mayor número de secuencias dinámicas donde Mjolnir sea lanzado hacia el enemigo, lo golpee con tremebundos resultados y vuelva a la mano de su amo raudo y poderoso. En planos subjetivos especialmente trabajados siempre será algo digno de ver en pantalla.


Entre los grandes aciertos del film, los que le acaban otorgando una especial consistencia e interés, se encuentra su inteligentemente repartida causticidad e ironía (que encuentran en Tony Stark y Hulk sus mayores aliados) y en los continuos careos entre personajes a dos, tres, cuatro y las bandas que hagan falta, que logran dar un poco para todo: desde lo sublime (la fuerte discusión en el Helitransporte que pone a prueba el autocontrol de Bruce Banner) hasta lo más anecdótico (Thor charlando con Nick Furia). Dichos careos ponen en muchos casos a los personajes y sus motivaciones contra las cuerdas, ayudando aún más a definirlos, a constatar su posición en ese variopinto grupo de personalidades excepcionales…


Para los que conocemos a fondo el cómic, estos Vengadores cinematográficos son algo distintos a los que hacen inolvidables las viñetas originales: este Capitán América no cuenta con todo el aplomo, las dotes discursivas y las aptitudes de líder del Steve Rogers de papel (y da lugar a que se le hagan bromas avergonzantes… cosa que su contrapartida, que casi nunca se sale de tono, no da lugar). Furia en cambio sí cuenta con ellas... y no hay la menor duda a que es clavado a la versión Ultimate del personaje (¿Cómo no, cuando aquella existe en gran medida gracias a Samuel L. Jackson?).


Al Thor fílmico parece faltarle cierto nivel de poder y magnificencia mientras que a Iron Man le sobra suficiencia y se ha convertido sorprendentemente en el tipo divertido y desengrasante del equipo (y, como siga presumiendo de camisetas de Black Sabbath y marcándose llegadas a ritmo del Shoot to Thrill de AC/DC, en todo un icono Heavy), por no decir el niño mimado de la escudería Marvel. No es descabellado apreciar que es el personaje con un mayor peso específico en la película.

La Viuda Negra y Ojo de Halcón no obstante están algo desdibujados (y eso que ambos llevan dos películas a sus espaldas) dando finalmente Los Vengadores algo más de relevancia a los miembros que más han tenido posibilidad de desarrollarse previamente: principalmente Iron Man, el Capitán América y Hulk, el menos “Vengador” de estos Vengadores (que ya sabemos que su implicación con el grupo en los tebeos siempre fue algo anecdótica y se paseaba mucho más por Los Defensores).


Este último, cuyos gruñidos en la versión original corresponden a un no acreditado e imprescindible Lou Ferrigno, a pesar de sus dos más que dignas películas (aunque no muchos se hayan percatado de ello), acaba dando pie a algunas de las más aplaudidas secuencias del film (con esos apoteósicos “Hulk... ¡Aplasta!”, “¡Dioses a mí!”, el momento “Alien” junto a Harry Dean Stanton y el dolorosamente mudo e inesperado junto a un desprevenido Thor). A ver si su posible serie de televisión apadrinada por Guillermo del Toro (si el piloto funciona) termina siendo un éxito y el Goliath esmeralda acaba por recuperar su propia franquicia fílmica, ahora mismo algo muerta tras las cifras algo limitadas registradas por los films de Ang Lee y Louis Leterrier.  

Atención, por cierto, al papel destacado que S.H.I.E.L.D. asume en el desarrollo de la historia, Helitransporte incluido… Mágica la secuencia en que la fortaleza flotante se eleva del mar acompañada por el tema Helicarrier de Alan Silvestri (compositor también de Capitán América: El Primer Vengador o G.I.Joe), cuyas fuertes notas del poderoso tema principal (The Avengers) me habría gustado percibir algo más a menudo a lo largo del metraje.


El caso es que estos Vengadores de bien entrado el siglo XXI, como ya ocurriera con su versiones “Ultimatizadas” (las de del tebeo y las de las películas de animación de Lionsgate), no pueden fundarse solo porque sí, porque a sus miembros les apetece combatir juntos grandes amenazas y reunirse entre crisis y crisis en la mansión de su miembro rico para tomarse unos Daikiris excepcionalmente preparados por el atento mayordomo.


Ahora se hace necesario un empujoncito nada sutil para ello, surgido del interés y el beneplácito de las altas esferas del poder establecido y siempre que el equipo esté bajo control de quienes tienen realmente claro quienes son los que mandan… o algo así. (Entre los dirigentes a los que ha de responder, si quiere, Nick Furia anda por cierto un no acreditado Powers Boothe, que ya ejercía de cuestionable presidente norteamericano en la ya fenecida serie 24). Con los tiempos que corren (desgraciadamente) el público puede sentir endeble e incómodo el heroísmo altruista como razón principal para la reunión de la formación. Por supuesto unas gotas de cinismo a la mezcla dan más verosimilitud a la concepción de Los Vengadores. 


Muchas otras situaciones a lo largo y ancho del film hacen referencia directa a los cómics sin tomarlos demasiado literalmente:


    - Así el guión destapa que Ojo de Halcón y la Viuda Negra esconden, juntos y por separado, unos cuantos trapos sucios (¿Ella era una asesina que Barton ayudó a redimir convirtiéndola en agente de S.H.I.E.L.D.?) que nos remiten directamente a cuando ambos personajes se asomaban a las páginas del Hombre de Hierro en Tales of Suspense ejerciendo una vida nada modélica.


    - La atracción entre ambos también sugerida en el film igualmente nos retrotrae a esos mismo episodios de Tales of Suspense en los que el arquero era poco menos que arcilla en las manos de la seductora espía soviética.


    - Loki era originalmente (en el primerísimo número de The Avengers de septiembre de 1963) el villano responsable de que los héroes más poderosos de la Tierra se vieran obligados a unir sus fuerzas.


    - Y los alienígenas Chitauri, la peculiar versión ultimatizada de la conocida raza Skrull Marveliana, surgen igualmente de los Ultimates de Mark Millar y Bryan Hitch (una versión más actual de Los Vengadores bien conocida por los lectores habituales de cómics) y de los dos films animados de Ultimate Avengers. Y es que al final no era tan difícil deducir quienes militaban ese ejército que asomaba en los Trailers…


Los Ultimates han resultado ser, sin duda, una referencia primordial de estos Vengadores fílmicos, que son prácticamente un no-grupo obligado por las circunstancias a combatir juntos a desgana. De hecho, resulta un milagro que al final lograran trabajar juntos y en equipo sin haberlo siquiera intentado anteriormente, dado que la Iniciativa Vengadores había estado incluso descartada…


En cualquier caso no sería descabellado afirmar que, más que una película de Los Vengadores, se trata de la primera versión cinematográfica de un evento crossover que ha venido a implicar a todos los superhéroes presentados hasta el momento en las películas de Marvel Studios.


Y es que, especialmente a partir de Thor, las películas de Marvel Studios en su conjunto se han convertido en una especie de revival de los seriales cinematográficos de antaño. Cada nueva película es un capítulo más de este nuevo Universo Marvel fílmico que está tan interconectado que asistir a un pase de Los Vengadores sin haber visto Thor o Capitán América: El Primer Vengador (y en menor medida El Increíble Hulk y los dos Iron Man rodados hasta la fecha), seguro confundirá al espectador, que no tardará en darse cuenta de que algo se ha perdido.


Al fin y al cabo ni uno solo de sus principales protagonistas se presenta en el film (María Hill podría decirse que es la gran novedad que Los Vengadores incorpora al Universo Marvel cinematográfico) y ni siquiera han incluido alguna secuencia-flashback que recuerde a los espectadores por qué Loki arde en deseos de venganza contra sus familiares Asgardianos o lo mucho (o poco) explicado hasta el momento del Teseracto, ese cubo cósmico que, como en los cómics, estuvo en manos de Cráneo Rojo y que S.H.I.E.L.D. rescató del mar junto al Capitán América, que antaño perteneció a Odín y que Loki redescubrió en la Tierra… Ahora los Chitauri lo quieren al precio de atacar todo un planeta como pago. Y ¿por qué? La escena tras los créditos dará una buena pista de ello… pero solo a los que conozcan bien los cómics.


Además la película se toma la molestia de explicar a los que sí han tomado buena nota de los films anteriores que Thor vuelve a poner los pies en La Tierra solo gracias a los esfuerzos de su alto padre (en un viaje únicamente de ida) y que su chica terrestre, Jane Foster, anda algo perdida pululando por el mundo de los hombres (Uno andaba esperando que volviera gracias a la Teoría Foster, el portal a otra dimensión, de la que se nos habló en Thor… pero quizá al no contar con Natalie Portman en esta ocasión no quedó otra que recurrir a los socorridos poderes y conocimientos de Odín).


Y es que al final el vivaracho Tony Stark es el único que se permite el lujo de traerse a su novia de vuelta a esta nueva aventura (la espabilada Pepper Potts que interpreta Gwyneth Paltrow que en el film siempre aparece descalza porque… al parecer se siente muy cómoda junto al genio inventor, millonario, playboy y filántropo…)


¿Dónde falla realmente el film? En realidad en muy poca cosa… lo de costumbre. Las películas Marvel no acaban de acertar de pleno con los “malos” de la historia. Les suele faltar un villano de veras fascinante, una auténtica amenaza para el héroe y su entorno del que, sobre todo, podamos entender sus motivaciones (salvo que lo que le impulse sea su propia locura) y cuya presencia resulte siempre hipnótica e inquietante para el espectador (Sin pasarse de siniestro, claro… que, al fin y al cabo, estamos ante un film Disney que quiere resultar accesible a los jóvenes).


El Loki de Los Vengadores se nos intenta mostrar como un psicópata de sonrisa diabólica a lo Hannibal Lecter (como recalcan la escena en la celda con la Viuda Negra/Clarice Starling, su víctima “ocular” en Stuttgart o la mordaza que luce en su captura) pero su conducta resulta excesivamente errada, sus actos incomprensibles… y acaba volviéndose algo ridículo, casi otro villano histriónico más… casi… sino fuera porque Tom Hiddleston no es en absoluto un mal actor, pero sin duda le falta algo de presencia con la que intimidar a sus enemigos (y a los espectadores), a las claras demasiado formidables para él.


Coulson apuntaba además en la trama como al villano le falta convicción... Y es que, sin duda, parece un niño caprichoso que en su rabieta ha ido a morder más de lo que puede digerir. Lo que tampoco sería un mal retrato para un villano si no fuera porque los Chitauri (que aparecen muy difusos en pantalla aún contando con un notable diseño… o al menos yo no los vi muy a las claras con el 3D -correcto, por cierto-. Y eso que era en una sala IMAX) acaban al final siendo nada más y nada menos que mera carne de cañón al servicio del clímax de la historia (electrizante en cualquier caso por las tremendas ganas y ritmo que Whedon y equipo aplican a dicha parte del metraje), quedándose al final la sensación de que esa gran amenaza que urgía la puesta en marcha de la delicada Iniciativa Vengadores tampoco era para tanto…


No obstante resaltar la valentía de Marvel Studios de repetir villano en esta película haciendo uso del que era el principal villano de Thor, habiéndole visto apenas el verano pasado por estas mismas fechas. Una decisión, supongo, extraña en términos de marketing (como la de no utilizar más Vengadores no vistos hasta el momento… como esa Avispa para la que sonó Eva Longoria y que se quedó fuera cuando Whedon hizo retoques en el libreto de Zak Penn). Y que, a través del personaje de Hiddleston, el guión encauza algunas apuntes realmente interesantes sobre diversos temas: la libertad supeditada al poder (el Capitán América interponiéndose entre Loki y un superviviente del holocausto nazi), el desarraigo (Thor contra su hermanastro), el menosprecio (Hulk y Loki y el momento más cartoon de todo el film)…


Por cierto, me encantaría ver lo que podrían hacer en una película de Los Vengadores con el Dr. Muerte… ese gran, gran villano que debería relucir en un film a la altura de su pupilo Darth Vader y al que flaco favor hicieron las películas de Los 4 Fantásticos de Tim Story.


Como último apunte destacar la escena post-créditos que me hizo saltar y gritar como un poseso en la butaca "¡THANOS!" ante la indeferencia de la mayoría de los presentes (los que sabían quien era el personaje ya habían ido al cine antes de la sesión golfa del sábado en la que yo fui…) Otro de esos momentos en los que te das cuenta que un espectador que desconozca los cómics Marvel no podrá disfrutar nunca de este tipo de películas de la misma manera que alguien que nunca ha dejado de leerlos (si bien al menos, ya parece que empiezan a percatarse de los cameos del legendario Stan Lee… algo modestito en esta ocasión, por cierto).


Ojo que, al revelarse que El Otro (el siniestro tipo encapuchado que representaba a los Chitauri ante Loki) está al servicio de Thanos (para los que no lo sepan, un magnífico villano Marvel de orígenes cósmicos, tremendamente manipulador y obsesionado hasta el delirio con la muerte, siempre embarcado en una búsqueda interminable de objetos que le otorguen inusitado poder: http://www.universomarvel.com.aq/?destino=thanos), no sería descabellado pensar que la joya azul en el cetro que le suministró a Loki para hacerse con el Teseracto (recordemos, trasunto cinematográfico del cubo cósmico que Thanos poseyó en el Universo Marvel de los cómics: http://es.wikipedia.org/wiki/Cubo_C%C3%B3smico) fuera la Gema de la Mente (http://es.wikipedia.org/wiki/Gemas_del_Infinito#Gema-Mente) extraída del Guantelete del Infinito que ya pudimos ver de pasada en Thor.


Y atención que una de las futuras nuevas películas Marvel será la de Los Guardianes de la Galaxia, grupo de héroes cósmicos que encaja a la perfección en toda esta trama que se está construyendo…



En definitiva: Los Vengadores, ¿la mejor película Marvel? Es posible. ¿La mejor película de superhéroes jamás realizada hasta la fecha? Difícil decirlo con una lista que cada vez cuenta con más joyitas fílmicas: recordemos Watchmen, las mejores entradas de Batman, Superman, X-Men, Spider-Man, Iron Man… Vosotros mismos, pero no me extrañaría que para mucha gente lo sea. Particularmente aún me sigo quedando con la inteligentísima El Caballero Oscuro de Christopher Nolan pero Los Vengadores alcanza prácticamente un nivel similar jugando en una liga muy distinta, más difícil de apreciar y valorar…


Whedon ha dejado puesto el listón muy, muy alto para futuras secuelas pero no insalvable. El director-guionista ya ha apuntado que la segunda película no sería tan espectacular, sino más pequeña, más personal, más dolorosa. Que no será un reciclaje de lo visto en esta ocasión y se centrará aún más en los personajes. Y ello me hace creer que Whedon es muy, muy consciente de lo alcanzado en esta primera parte y lo que no… Y eso ya es un excelente punto de partida.

Sin duda contará conmigo cuando vuelva a sonar (bueno, en la película no suena: http://www.comicbookmovie.com/fansites/BatFreak/news/?a=59302) el incitante grito de “¡Vengadores, reuníos!”.


Lo Mejor: Que no traiciona en ningún momento la esencia, la grandeza y la aparatosidad del cómic. La interacción entre sus protagonistas (y sus suculentos toques cómicos). Que, a pesar del gran número de personajes que intervienen, todos estén presentes en la acción sin que se les eche de menos demasiado tiempo. Y que el film esconda algunas sorpresas bajo la manga…


Lo Peor: Falla ligeramente el componente dramático y los villanos de la historia no resultan tan fascinantes como los héroes. Cierta confusión argumental (¿Cuáles son exactamente las razones de Loki para dejarse capturar por S.H.I.E.L.D. y en qué implicaban a Hulk? Conteste en treinta segundos…) en ocasiones derivada de cierta morosidad narrativa (que, a la larga, si las siguientes películas Marvel continúan atando cabos sueltos, podría resultar más una ventaja que un inconveniente).

Y luego está ese uniforme del Capitán América… especialmente ese horrible casco, algo alejado de otros de los diseños preliminares que se han visto de la máscara (¿Por qué será que cuando en las películas de superhéroes los personajes se han de cubrir las caras con una máscara se recurre demasiado a diseños plastificados “de una pieza” -caso de Batman, Daredevil, Duende Verde… - y no a tejidos elásticos, cuero -Catwoman-, etc… que son los materiales que se sugieren en los tebeos?).
La escena al final de los créditos que no ha podido verse en España...
Tony quería Shawarma ¡y el resto de compañeros no iban a dejarle solo!

Ojo al Dato: Estaba cantado que Los Vengadores serían un éxito de taquilla (¿Tomará nota Warner y pondrá enseguida en marcha un film sobre la Liga de la Justicia?) pero lo cierto es que, aún sin haberse estrenado en los USA, las cifras alcanzadas están siendo realmente notables, logrando el primer puesto de taquilla en la práctica mayoría de mercados y arrasando en salas IMAX.

En España logró en su primer fin de semana hacerse con el 47% del total de la taquilla nacional, alcanzando más de unos 8 millones de euros en menos de una semana (aunque hay que destacar que ha sido una semana con el puente del 1 de Mayo de por medio).


En los USA, si el film logra superar los 169’2 millones de la última parte de la franquicia Harry Potter, y la posibilidad la tiene gracias a las más de 4.000 copias que se pondrán en circulación (en su contra juega su larga duración, que limitará algo su número de pases), se convertirá en el mayor estreno de la historia.

En cualquier caso el film parece haber recuperado su inversión en un tiempo record y es un serio contendiente a superar los 1.000 millones de dólares de recaudación mundial y entrar en el Top 3 de las películas más taquilleras de la historia (Avatar -2.783.918.982 dólares-, Titanic -1.989.288.188 dólares- y Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 2 -1.328.111.219 dólares-). 



VALORACIÓN PERSONAL: 8’5 de 10



viernes, 1 de julio de 2011

Cinema Breaker: TRANSFORMERS. EL LADO OSCURO DE LA LUNA (Michael Bay, 2011)


No nos andemos por las ramas: Transformers: El Lado Oscuro de la Luna es la película más espectacular, superficial, aparatosa y pirotécnica del verano, lo que no quiere decir que sea la mejor película de acción/fantástica de estas vacaciones (esa probablemente acabe siendo X-Men: Primera Generación).

Como ya ocurría en las dos partes anteriores, este tercer Transformers ofrece toneladas de acción, humor -no siempre inocente-, destrucción, robots transformables -y muy belicosos-, armamento pesado, soldados expertos, personajillos variopintos y mujeres de catálogo en una cuidada exhibición de imágenes que no busca más que ofrecer un laaaargo rato de entretenimiento puro y duro -unas dos horas y media- al espectador más fantasioso de alma joven y mente abierta.


¿Pero cómo han ensamblado Michael Bay y su equipo esta tercera parte de la franquicia?

Pues, para empezar, con un potente aunque, por desgracia, breve prólogo muy a lo Star Wars, con naves de Transformers en pleno duelo láser por un Cybertron laberíntico. Aquí ya descubrimos que el 3D luce estupendamente nítido y bien, sorprendente incluso (En un momento dado, la cámara nos lleva al interior de una de estas naves y presenciamos como un par de robots manejan un potente cañón del que saltan decenas de casquillos al público…)

Una de esas naves, en realidad la famosa El Arca de los dibujos animados y los cómics, acaba en la Luna con una misteriosa carga y entonces el film comienza a interconectar famosas misiones a nuestro satélite con dicho accidente, mostrándonos imágenes más o menos retocadas del primer alunizaje, de John Fitzgerald Kennedy, de la NASA, etc… El film no disimula sus ganas de homenajear la carrera espacial -imagino que para justificarse de alguna forma ante quienes se empeñen en buscar en este enorme armatoste desvergonzado un “algo” un poco más sustancioso- llegando a su punto más determinante en el emotivo encuentro entre Optimus Prime y el genuino Buzz Aldrin, para quienes no lo sepan el segundo hombre en pisar la Luna tras Neil Armstrong.


Enseguida la película da paso a una comedia sobre la inseguridad personal y el menosprecio en la cual el humor no acaba de funcionar seguramente por culpa de una métrica desequilibrada y la sofisticación extrema de lo que va apareciendo ante nuestros ojos -y es que la cutrez suele ser bastante más divertida-. Es aquí donde hacen su aparición las sinuosas nalgas de la modelo inglesa Rosie Huntington-Whiteley (novia en la vida real de Jason Statham, por cierto) siguiendo las pautas marcadas por su predecesora en los films previos, Megan Fox, en una secuencia que explota al máximo su sensualidad y que, para más inri, saca provecho de las tres dimensiones.

Shia LaBeouf en su papel de Sam Witwicky continua presto a mostrarse histérico, saltarín y gritón -además de peligrosamente valiente y noble- a lo largo y ancho del metraje de esta nueva entrega para recordarnos a los espectadores las delirantes dimensiones del follón en el cual nos hemos metido. Shia también tendrá ocasión para demostrar sus dotes más dramáticas algo más adelante en el film, sobre todo cuado Sam y Bumblebee lleguen a cruzar miradas en una escena en la que a uno de los dos están a punto de ejecutarle volándole la cabeza.



Poco a poco irán retornando algunos conocidos personajes (los latosos padres de Sam y el histriónico Simmons interpretado por John Turturro) y surgirán otros nuevos a partir de caras bien conocidas y actores de prestigio con muchas ganas de pasárselo bien: desde un John Malkovich en la piel del maniático nuevo jefe de Sam a una sofisticadísima Frances McDormand por la que no parece pasar el tiempo pasando por Ken Jeong (el Mr. Chow de Resacón en Las Vegas), Patrick DempseyAlan Tudyk, etc… Alrededor de todos ellos, quienes en algún momento de la película consiguen su momento de gloria, se va consolidando una intriga hostigada por un malogrado Megatron y sus más entregados Decepticons que tendrá como consecuencia una de las horas más intensas y moviditas que se hayan visto jamás en un film veraniego.

Como colofón a esta parte, y anunciando lo que acabamos de apuntar, seremos testigos de una emocionante carrera a toda velocidad en una autopista donde Michael Bay, y no será la única ocasión en que lo haga en el film, se permite un auto-homenaje retomando tiempos pasados (Dos Policías Rebeldes II, La Isla -de la que incluso recicla algunas escenas: http://www.youtube.com/watch?v=xyhnmRdze-0&feature=related-...) y donde la música de Steve Jablonsky se revela impactante pero deudora de la música de otros films del director y productor con el que ya había trabajado en varias ocasiones (la secuencia previa al despegue de la nave espacial con los Autobots suena bastante a Pearl Harbor, por ejemplo).


Poco a poco van pasando los minutos y, en un abrir y cerrar de ojos (literalmente… por culpa de una transición entre escenas de lo más brusca), Chicago, la ciudad donde acontece la acción, se convierte en zona de guerra pareciendo como si de repente nos encontráramos inmersos en una secuela de Terminator: Salvation. A partir de aquí y hasta el final de la película todo es acción en dosis monstruosas, un parque de atracciones delirante donde robots y humanos se enfrentan sin cuartel entre ellos destruyendo edificios enteros, naves espaciales, reduciendo a sus enemigos a cenizas, etc…


Michael Bay está en Transformers: El Lado Oscuro de la Luna completamente a sus anchas. Aquí se cumplen todas y cada una de las máximas de su cine: montajes hiper-rápidos con alguna secuencia destacada a cámara lenta, escenas típicas de video-clip (sin diálogos al tiempo que suena algún tema musical cantado), los helicópteros nunca dejan de surcar el cielo,   aparecen por doquier proclamas sobre el honor, el heroísmo y el auto-sacrificio (y puede que el patriotismo)prácticamente no aparecen mujeres feas o ni siquiera normalitas en un primer plano (hombres sí, por supuesto... Y son tipos como LaBeouf y Turturro los que se llevan a las chicas de calle mientras Patrick Dempsey o Josh Duhamel no parecen comerse un rosco)... Y hasta Aerosmith se pasean por su banda sonora (Sweet Emotion suena en la entrevista de trabajo de Sam). 

Y es que en cada una de sus películas siempre demuestra una sorprendente fidelidad a sí mismo así como una clara intención de superar aquello alcanzado en su trabajo previo. A veces lo logra y otras veces no pero en esta ocasión podría afirmarse que lo consigue. Lo que en ningún caso se puede negar es que sus películas lucen costosas, esforzadas… Cuesta trabajo creer lo que Bay alcanza a rodar, la estupenda integración entre acción real y recreaciones digitales, lo que cada fotograma de película pone ante nuestros ojos (atención a las escenas con los soldados en sus uniformes planeadores o a toda la Set Piece del edificio semi-derribado). Sin duda, más de lo que tus ojos han visto hasta ahora en una pantalla de cine... 


No obstante hay efectos digitales que lucen menos verosímiles de lo que deberían (aunque no muchos) y los diseños de algunos Transformers siguen ayudando a que se provoque cierta confusión en los enfrentamientos que se producen entre estos. Diseños como los de Bumblebee u Optimus Prime, con zonas más amplias de color, resultan sin duda más funcionales que los de Soundwave, Starscream o Shockwave, de aires más metálicos en la línea de Megatron y fáciles de confundir entre ellos. También los hay que directamente son algo feos, como el diseño de Sentinel Prime, con ese rostro viejo y barbudo quizá excesivamente humano...

En definitiva, estamos ante una película que entusiasmará a unos y aburrirá terriblemente a otros. Todo dependerá de hasta que punto puedas aceptar que en una película prime forma sobre fondo y cuan domado tengas a ese niño que todos (o casi todos) llevamos dentro... Pero, si por una vez quieres dejarle salir, en serio, esta es una buenísima ocasión para hacerlo.  


Lo Mejor: Es puro espectáculo visual que te deja absorto mirando a la pantalla. Saca un total rendimiento de la tecnología 3D y de las proyecciones en formato IMAX.

Lo Peor: El guión, claro. Porque: 1) Demasiadas cosas suceden porque sí, sin que se implante una sólida lógica interna. 2) Su parte cómica, concentrada en la primera mitad del film, solo arranca risas en uno de cada cuatro o cinco intentos -no obstante la socarronería de los pequeñitos Decepticons pasados al bando Autobot Wheelie y Brains suele funcionar-. Y 3) Que más allá de sus impactantes y sofisticadas imágenes -que, además, seguramente para muchos pecaran de artificiosas-, no logra involucrar con auténtica convicción al espectador en lo que está pasando.

Ojo al Dato: El comportamiento en plató y las declaraciones de Megan Fox tildando a Michael Bay de "Hitler" en la revista Wonderland Magazine provocaron que fuera expulsada de la franquicia sin muchos miramientos (Hasta Steven Spielberg recomendó su despido). Su personaje de Mikaela Banes paga el pato por ello y en esta tercera parte todas la referencias al por qué no sigue junto a Sam Witwicky no la dejan en muy buen lugar, pareciendo como que los responsables de Transformers 3 quisieran enviar así un mensaje "cariñoso" a la señorita Fox...

VALORACIÓN PERSONAL: 7'5 de 10